Me llamo Concha y tengo 64 años.
Con mi fotografía intento transmitir la profunda y triste soledad que siento. Como veis estoy sentada en un banco, no hay nada ni nadie a mi alrededor, solo mi banco y yo…
No recuerdo una adolescencia fácil. Desde los 14 años empiezan a desencadenarse mis problemas. Empiezo a sufrir ataques de ansiedad y nervios que no entiendo, me siento incomprendida, sola. Es cierto, que ha habido altibajos.
Sobre los 17 años, conozco a mi pareja, el que posteriormente fue el padre de mis hijas.
Aunque todo marchaba bien con él, mis problemas personas seguían ahí y en cierto modo el era mi apoyo. Tras varios años de noviazgo, con 22 años decidimos casarnos y tenemos dos hijas.
Aunque seguía sin encontrarme bien, luchaba e iba a trabajar cada día, esto se convirtió en un calvario ya que sufrí muchísimo más estrés. Pensaba que, y todo marchaba bien en mi relación, pero un día me entero que no es así. Me estaba traicionando aquella persona que consideré tantos años mi confidente, por ello mi autoestima se vio todavía más mermada y caigo en una fuerte depresión. Me quedo completamente sola con mis hijas, pero el peor sentimiento que recuerdo es sentirme completamente sola aun estando rodeada de personas. Pasan dos años en los que intento sobrevivir y esta persona fallece. Caigo en mi mayor de mis agujeros y paso infinitas mañanas sentada frente su tumba sufriendo el duelo.
Siento que nadie me entiende, sigo sintiéndome sola.
Pasan los años y por razones obvias mis hijas se independizan. Me siento abandonada, me sigo sintiendo sola y además es una soledad no deseada pero que entiendo. Recuerdo acudir a psiquiatría por primera vez durante mis primeros años de noviazgo, pero todo sigue igual, todo es negro, tenebroso.
Hace dos años, una de mis hijas conoce PRISMA, me explica de que trata y de inmediato, veo la luz, acepto asistir sin duda alguna. Desde que acudo a PRISMA, he retomado rutinas que había perdido, he conocido a personas maravillosas que me han devuelto la sonrisa que había dejado atrás hace años y me siento bastante mejor a nivel anímico.